La Rabia y El Orgullo

Cuando me gusta un libro, me lo como. Anoche conseguí un libro que llamó mi atención y no dormí hasta la mañana que lo terminé, si no consigo terminarlo en pocos días pierdo el interés y paso a otra cosa. Como todo? No sé.
El libro se llama La rabia y el Orgullo de Oriana Fallaci.
Oriana Fallaci es una italiana que con sólo catorce años se enlistó en el ejército italiano para unirse a la Resistencia Italiana contra la ocupación Nazi. Su abuela se la "quemó" la Iglesia en el siglo de la Inquisición -en sus propias palabras- por lo que se volvió atea, sus tíos y su padre fueron prisioneros de los nazis y torturados. Estos hechos acompañados de una personalidad guerrera y un indiscutible talento, impulsan a Fallaci desde muy joven a convertirse en corresponsal de guerra. Este es un libro para quien tiene cierta cultura histórica y disfruta leer sobre ella y que de alguna manera se interesa por los conflictos mundiales de nuestro tiempo.
El libro fundamentalmente es un llamado a Europa a unirse en contra de la invasión talibán y una crítica fuerte al fundamentalismo islámico, desde una visión posterior a los ataques terroristas del 11 de Septiembre que vivió en carne propia desde su ciudad de residencia, Nueva York. La periodista que alguna vez rechazó la ciudadanía estadounidense por sentir que esto significaría darle la espalda a Florencia, al Renacimiento y y al mismo Dante Alighieri, reconoce el sentimiento de unidad y patriotismo característico de los gringos.
En fin, es un libro que vale la pena leer sólo si nos interesan estos temas y si conocemos a la periodista, quien en vida entrevistó a personajes como Henry Kissinger, el Sha de Persia, el ayatolé Jomeini, Willy Brandt, Zulfikar, Ali Bhutto, Walter Cronkite, Muammar Gaddafi, Federico Fellini, Sammy Davis Jr., Nguyen Cao Ky, Yaser Arafat, Indira Ghandi, Alexdros Panagoulis, Golda Meir, Haile Selassie, Mao Tse Tung, John y Robert Kennedy.
En el libro, la florentina expone sus propias experiencias, entre las que habla de su relación personal con el Dalai Lama y sus encuentros no tan gratos con Arafat. Una de las que más me gustó habla de la ejecución de tres mujeres en Kabul. "..Todo sucede mientras los transeúntes cruzan la plaza, comen dátiles, bostezan, se meten los dedos en la nariz como si el drama nada tuviera que ver con ellos. Sólo uno al fondo observa con cierto curiosidad y deleite. La ejecución se desarrolla con rapidez. Sin lecturas de sentencia, sin tambores, sin pelotones militares; en suma, sin ceremonias o pretextos de solemnidad. Las tres mujeres se han arrodillado sobre el asfalto cuando el verdugo, el también barbudo con turbante y sotana, aparece de no se sabe dónde con una metralleta en la mano derecha. La lleva como si fuese la bolsa de compras.

Tomándote por sorpresa, dispara a quemarropa en la nuca de la mujer del burkah marrón, que al instante cae sobre su cara. Fulminada. Luego siempre torpe y aburrido, se desplaza un poco hacia la izquierda y dispara en la nuca de la mujer del burkah blanco, que cae de la misma manera. Se detiene un momento, re rasca los genitales, dispara en la nuca de la mujer del burkah gris, que en lugar de caer, permanece un largo minuto arrodillada y con el busto erguido. Al fin se derrumba y como último gesto de rebeldía, se levanta un borde del burkah para mostrar las piernas.." La descripción sobre la calma del verdugo y del trato hacia los cadáveres continua, pero lo más sorprendente es el motivo del castigo.
En Kabul existe un sitio cladestino y peligrosísimo que simboliza la resistencia hacia el régimen talibán. Este lugar es el único que permite a las mujeres cosas prohibidas en su religión como reírse (Si reírse. Está prohibido que las mujeres rían), pintarse las uñas, peinarse y exhibir algo de piel (Quizá un poco desnudos los brazos). Este lugar fuera de los límites para la mujer islámica y que la condena inmediatamente a la muerte en una plaza pública es La Peluquería.